Agradecimiento Profundo a Nuestra Comunidad



Querida Comunidad del Colegio Integral Arturo Prat, Familiares, Amigos y a todos
quienes nos han acompañado en estos días:


En nombre de la Familia, queremos expresar nuestro más sincero y profundo
agradecimiento por las innumerables muestras de afecto, apoyo y solidaridad que
hemos recibido tras el sensible fallecimiento de nuestro Esposo-Padre,

Don Carlos Carreño Contreras.


Durante estos días difíciles, hemos sido testigos del inmenso cariño y respeto que
todos ustedes sentían por él. Las coronas de flores, los mensajes de consuelo y la
compañía constante de Docentes, Inspectores, Asistentes de la Educación,
Estudiantes, Apoderados, Ex-alumnos, Familiares y Amigos han sido un gran
consuelo y nos han llenado el corazón de gratitud.


Nuestro Esposo-Padre dedicó su vida a la educación y a la formación de
generaciones comprometidas con los valores que él tanto defendía: Honor, deber y
compromiso con los demás. Ver cómo su legado ha impactado positivamente en
tantas personas y cómo su obra sigue viva en cada uno de ustedes nos llena de
orgullo y nos da la fuerza para continuar con su misión.


El Colegio Integral Arturo Prat no sólo fue su proyecto más querido, sino también
una extensión de su Familia. Cada uno de ustedes forma parte de esta gran
Comunidad que él ayudó a construir con tanto esfuerzo y dedicación. Su espíritu y
sus enseñanzas seguirán guiándonos en este viaje, inspirándonos a ser mejores y
a seguir adelante con valentía y convicción.


Agradecemos profundamente a todos los miembros de nuestra Comunidad
Escolar y a la Comunidad en general por su apoyo incondicional. Sus palabras y
gestos han sido un faro de luz en estos momentos de tristeza y nos han
demostrado que juntos podemos superar cualquier adversidad.


Les invitamos a seguir honrando la memoria de nuestro Esposo-Padre a través de
la continuidad de su legado en el CIAP, trabajando unidos por una EDUCACIÓN
INTEGRAL y por los VALORES que él siempre promovió.

Desde el fondo de nuestros corazones, ¡MUCHAS GRACIAS!

Atentamente,
La familia de Don Carlos Carreño Contreras



Numerosas cartas hemos recibido de nuestros Estudiantes y las agradecemos profundamente. Queremos compartir una pequeña muestra con todos ustedes.


Discursos Pronunciados en el Servicio Religioso:


«Y quien era Carlos Jaime Carreño Contreras…

Él era hijo, era hermano, era esposo, era padre, era abuelo… con una historia de logros académicos, deportivos, artísticos y de gran liderazgo…

Tomaré las palabras de un amigo que reseñan brevemente pero con profundidad al “Sr Carreño”

¿Qué es más difícil, decir adiós o saber que no estará físicamente nunca más?
El paso de la vida a la muerte, nos trae estás preguntas….y muchas más….hoy creo que ha partido UN SEÑOR!!, Ha partido UN CABALLERO!!, ha partido UN MAESTRO!!….

¿Es que tal vez sea el último de «Los Normalistas»?,
Cuando se junta la vocación con el deseo de ayudar, cuando se junta el amor con la entrega, cuando se junta la sencillez con la rectitud, cuando se junta la vocación con la educación, tenemos como resultado Un Señor, Un Caballero, Un Maestro, …

Creo que, y sin eufemismos, decir que mientras nos topamos a diario en El Colegio, pude contar con su cariño y respeto, los que indudablemente fueron y serán siempre correspondidos, tuve el enorme placer y satisfacción de conversar e intercambiar ideas y pensamientos de la mas variada gama, de lo humano a lo divino, de lo corriente a lo filosófico, del ayer y del hoy, de lo que éramos y de lo que somos….

Creo que ningún alumno olvidará algo tan simple como el saludo matutino y la despedida al terminar la jornada, el que se supiera el nombre de todos y cada uno de sus Estudiantes… la preocupación constante por «el desarrollo integral del ser humano»….

Los últimos bastiones se los lleva el viento y el irrespetuoso transcurrir del tiempo.

Me es imposible decir que no duele , me resulta imposible no sentir lo que siento y que más de alguna lágrima ya corrió por mis mejillas y seguirán corriendo, me resulta imposible no recordar lo recordado, me resulta imposible saber y pensar que no estará ese «sello» del Colegio Integral Arturo Prat, finalmente me resulta imposible acostumbrarme a la idea de que El MAESTRO ya no estará físicamente… aunque hoy tengo la certeza de que está en cada uno de los que nos acompañan, en cada uno con lo que mantuvo una conversación, una palabra, un gesto…

Solo resta decir que la Gratitud es la máxima virtud y que eso lo aprendimos de este hijo, hermano, esposo, padre y abuelo…

Muchas gracias Don Carlos Jaime Carreño Contreras, muchas gracias Caballero, muchas gracias MAESTRO…. Muchas Gracias… Papá»

Tamara Carreño Loyola



«Buenos días a todos…

Ayer formamos a todos los alumnos, cómo lo hacemos habitualmente los días lunes en el Acto Cívico, les indiqué que… prácticamente todos ya sabían por qué habíamos formado, si no era día lunes, y si sabían la respuesta, quería escuchar ese saludo enérgico con el que saludaban a Don Carlos antiguamente y… nunca había escuchado un saludo tan enérgico y con tanto cariño, un, “Buenos días” que, les dije, seguramente llegó al cielo.
Formamos a los alumnos ayer porque, a pesar de que ya sabían la noticia, debíamos, por respeto a ellos, informarles oficialmente… del fallecimiento del Director de su Colegio, del fundador de esta Institución, Don Carlos Carreño Contreras.
Enfatizamos, que aun cuando Don Carlos ya no está entre nosotros, cuando él estaba vivo dedicó su vida a los alumnos, él vivió por ellos y no hubiese sido ese don Carlos que conocimos sin todas las generaciones de alumnos que él formó y de quienes se nutría para ser cada vez mejor maestro y entregarse a nuevas generaciones y así, en un círculo virtuoso.


También vivió por muchos años dedicado a los que ahora son profesores en nuestro colegio y que, a su vez, le hacen clase a nuevas generaciones, también vivió por mí, porque Don Carlos fue mi Profesor Jefe desde 6° Básico hasta 4° medio y cuando salí de la universidad, me llamó para, como él decía, colaborarle en el Cbolegio, al final, Don Carlos seguirá vivo en cada uno de nosotros, que, a su vez, entregamos parte de él, a las nuevas generaciones.
Porque su vida también era el Colegio Integral Arturo Prat y más que el edificio, que antaño eran modestas salas un poco más acá de la plaza, vivía por las personas que lo han habitado a través del tiempo.
Porque los alumnos debían saber por qué a veces Don Carlos se molestaba porque alguien hablaba en la fila o alzaba la voz en una formación indicándoles que eso, “no se hacía”, debían saber que siempre lo hizo, para que nosotros fuésemos mejores personas, y también debían saber que él se sentía muy orgulloso de todos sus alumnos y que supieran que ellos eran, muy importantes para él.


Como leí por ahí, de un exalumno ya mayor de Don Carlos, a él le importaba más que todo que sus alumnos aprendieran las cosas que realmente son importantes en un ser humano, el respeto a los demás, los buenos modales, la solidaridad, el trabajo duro, la gratitud, cosas que no se aprenden hoy en día viendo tutoriales de YouTube.
Pero fue pasando el tiempo y ya no eran los mismos alumnos de antes, si antes él le indicaba a un alumno que debía cortarse el pelo, de a poco empezó a desconocer unos audífonos que ya no tenían cable, una cabellera de colores o un piercing en la ceja.
Pero, aun así, recuerdo que los últimos días que asistió al colegio, caminaba en silencio, aparecía en las formaciones a la entrada del patio, pasaba por detrás de los cursos y de repente, ya estaba adelante junto a los alumnos locutores, porque él siempre necesitaba decirles algo a sus alumnos, porque él sabía que todavía podía entregarles algo más, porque nunca fue suficiente para él, lo que nos entregó.


Se le dio la palabra a los que quisieran despedirse de él y pensamos que solo algunos se atreverían, no fue así, muchos alumnos salieron a recordar a Don Carlos, de hecho a los pequeñitos se les pidió que mejor le escribieran una carta, seguramente con algunas faltas de ortografía que Don Carlos corregiría allá arriba, como también me corregía a mí, la diferencia es que yo ya era profesor y hacía clases. Y abundaron los alumnos que recordaban a Don Carlos, todos los días, saludándolos de la mano en la mañana y despidiéndose de la misma manera al término de la jornada por la tarde, de todos y por su nombre y apellido, recordando anécdotas que representaban a un ser humano excepcional, como ellos lo describieron, hablando al micrófono, entre lágrimas.


Finalmente, todos, funcionarios y alumnos, le dedicamos el día de ayer a Don Carlos, porque las clases no las suspendimos, como dijo la Sra. Tamara, a Don Carlos no le hubiese gustado que lo recordarán ese día suspendiendo las clases, le dedicamos las clases, los recreos, los juegos, las risas de los pequeñitos, todo lo que era el mundo de Don Carlos y la verdad, fue una jornada muy tranquila…

Don Carlos, dicen que cuando una persona buena se marcha, nos deja un trocito de él en el corazón a todos quienes lo conocimos, para entregárselo a otras personas… cuando nos toque a nosotros partir, entonces, como nos responden los pequeñitos de 1° básico con el pulgar hacia arriba, Don Carlos… es un compromiso. Gracias.»

Alan Moraga Bernales
Inspector
Representante de los Funcionarios



Buenos días señorita Maite, es así como Don Carlos le daba inicio a mis jornadas educativas…

Para nosotros, sus alumnos, resulta inexplicable e irreal la forma en la que retenía tanto nombre de manera tan precisa, así nuestro Director nos demostraba que no ocupábamos un pupitre más, él nos hacía saber que todos nosotros conformamos la familia CIAP, lo que parecía un simple saludo de ingreso y despedida implica mucho más, con cada acción, cada gesto, cada palabra nos inculcaba valores, buscaba hacer de nosotros personas íntegras y ciudadanos ejemplares. Nos enseñó modales, el tener respeto por uno mismo y respetar a quienes nos rodean, mantener el orden y la limpieza necesarias para abordar las clases de la mejor manera. Dejó plasmada la presentación personal impecable y acorde a cada situación, el saber cuándo debemos mantener silencio y cuando es debido participar. A velar por el bienestar no solo de uno mismo sino que también el de nuestros pares, a tener disposición para trabajar y darle importancia a la puntualidad.


Para él no existió un imposible, a pesar de contar con recursos escasos para navegar por el mar educativo, su convicción y trabajo constante hicieron realidad la formación del Colegio Integral Arturo Prat, que poco a poco fue creciendo y siendo reconocido por la disciplina y el “tipo de alumno” que se forjó en sus aulas. Este reconocimiento surge por el amor y los valores que nuestro Director puso en el trabajo diario tanto con los alumnos, con los profesores, los asistentes de la educación y apoderados. Él se hacía presente, se involucraba en cada taller tanto artístico, académico o deportivo, no solo acompañaba a sus alumnos, él se ocupaba de brindar el reconocimiento pertinente a quien le correspondiese durante los actos matinales, destacando los logros, fomentando entre los alumnos el desarrollo de alguna disciplina que hiciera de nosotros una persona integral.

Creo fielmente que su amor ferviente por su comunidad escolar era y es innegable, es por esto que pudo transmitirla y no solo dentro de su núcleo familiar; a sus estudiantes, docentes y asistentes de la educación. Imagino lo gratificante e inmensamente feliz que estuvo el día de ayer sabiendo que hay más de una persona que le encanta el colegio en el que está, que agradece el tener la educación que en este se imparte y que sin duda atesora los valores que se le fueron entregados. Esos valores, esas acciones, esa figura que dejó plasmada en cada uno de los aquí presentes son su huella, somos su legado, tenemos una parte de él habitándonos, es así como seguirá entre nosotros, al entrar al Colegio seguirá de pie en la entrada, en cada saludo y despedida de don Claudio, en la tranquilidad a la hora de hablar de la Señora Tamara, en la mirada y muecas de Don Néstor, en el recuerdo cariñoso de la tía Lina, en el corazón de la Señora Rosa y sus visitas silenciosas por fuera de las salas, en la voluntad y entrega de los profesores e inspectores y su fiel cariño, en la paciencia y querer que transmite la tía Vero.

Para nosotros sus estudiantes, queda el desafío de mantenernos fiel a su legado, ser unas buenas personas, íntegras que aporten para el bien de nuestro país, dando sentido a aquella frase acuñada por quien diera nombre al sueño de don Carlos… “Por mi parte, os aseguro que mientras yo viva, esa bandera flameará en su lugar… Y si yo muero mis oficiales sabrán cumplir con su deber “.


Está en nuestras manos que las generaciones futuras tengan el agrado de saber quién fue y quien quiere que seamos don Carlos Jaime Carreño Contreras.


Maite Zurita Poblete

Estudiante 4to Medio 2024



Palabras dichas en el campo santo:


«Querida comunidad, familiares y amigos,

Hoy nos reunimos no solo para despedir a Don Carlos Carreño Contreras, sino para honrar su vida, su legado y su invaluable contribución a la educación de esta comunidad. Como su hijo mayor, siento una inmensa responsabilidad y gratitud por las enseñanzas que nos dejó, tanto a mí como a todos los que fuimos parte de su vida y su proyecto educativo.

Mi padre, al igual que Arturo Prat, vivió una vida guiada por valores profundos: el honor, el deber y el compromiso con los demás. Desde que fundó el Colegio Integral Arturo Prat, se entregó con la misma pasión que el prócer mostró en los momentos más difíciles de su vida, como en el Combate Naval de Iquique. Así, mi padre zarpó en su propio «buque», el CIAP, una travesía que comenzó llena de desafíos, pero con la firme convicción de que estaba formando a futuras generaciones para ser no solo estudiantes ejemplares, sino ciudadanos íntegros y responsables.

Recuerdo sus palabras, cómo nos alentaba a siempre buscar el bien, a luchar por nuestros sueños, pero nunca perdiendo de vista nuestros principios. Para mí, recibir sus enseñanzas fue un privilegio, no solo como alumno, sino como su hijo. Las herramientas que él me dio para construir mi vida, tanto dentro como fuera de este colegio, me han permitido seguir adelante con la certeza de que su legado no se perderá, sino que vivirá en cada uno de nosotros.

Hoy, el CIAP, su proyecto más querido, sigue en marcha, navegando por los mares de la educación integral, guiado por los valores que él estableció desde el primer día. A través de este colegio, su espíritu sigue presente, inspirando a los estudiantes y a la comunidad a ser mejores, a luchar por lo correcto, y a nunca rendirse.

Mi padre no solo dejó su huella en este colegio, sino también en toda la comunidad de Talagante. Su labor trascendió los muros del CIAP, llevando sus ideales de educación, inclusión y desarrollo a cada rincón de nuestra comunidad. Hoy nos deja el buque a nosotros, y es nuestra responsabilidad seguir su ejemplo, manteniendo viva su obra y su legado.

Agradezco profundamente a cada uno de ustedes por estar aquí hoy, por acompañarnos en este difícil momento, y por haber sido parte de la vida y obra de mi padre. Él nos enseñó que, como Arturo Prat, debemos enfrentar las adversidades con valentía y convicción, y es con ese mismo espíritu que continuaremos su misión.

Gracias, papá, por todo lo que nos diste. Te despedimos hoy, pero tu legado navegará por siempre con nosotros.

Descansa en paz, querido padre.»

Carlos Carreño Loyola.


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